Cerca de un pueblo medieval había dos señores feudales que se peleaban por un mismo trozo de tirra. Estos dos señores feudales de toda la vida habían estado picados entre ellos, esto venia de lejos entre las dos familias. Los dos querían ese trozo de tierra para tener más reputación a nivel territorial, y sobre todo para fastidiar al otro. Uno de estos, Gonzalo, era muy creído y pensaba que podría ganar al otro, Adolfo, muy facilmente si hacían una batalla con sus soldados o a lo que fuera era muy creído y prepotente. Los dos llegaron a un acuerdo para que no hubieran muertes inútiles. El trozo de tierra en disputa se lo rifarían a una partida de ajedrez y un torneo , pero en caso de empate se celebraría un día de caza.
Pues bien llegó el gran día, y la primera prueba la gano Gonzalo con bastante solvencia, haciendo un jake mate a los dos minutos. Gonzalo se las prometía muy felices ya que la segunda prueba era una de sus especialidades, pero los torneos (de caballos), la perdió. Adolfo empató. Llegó la última y definitiva prueba, la caza. Los dos se fueron al trozo de tierra en disputa que era un bosque bastante apto para la caza. Adolfo empezó bastante mal y Gonzalo lo aprovecho para distanciarse. Con una ventaja considerable Gonzalo aprovecho para relajarse un rato y poder descansar. En ese rato estuvo comiendo y bebiendo hasta no poder más. Y Adolfo seguia haciendo su papel en la caza y con un margen de tiempo considerable como para poder ganar la última de las pruebas. Cuando el Sol se puso marco el fin del tiempo para seguir cazando. Gozalo seguía de fiesta, y al hacer el recuento de piezas cazadas Adolfo tenía 63 y Gonzalo 51. Adolfo se hizo con el terrno. Y Gonzalo quedo en segundo plano en los pueblos cercanos.
Moralejas como esta hay a montones, historias com la tortuga y la liebre, y sin ir más lejos el otro día en el mundo del fútbol, el Madrid se pensaba que ganarían y perdieron por un chorreo, y hace tiempo por culpa de un hecho similar el Barcelona iba a jugar una final pensando que ganaria, pero perdio y de allí salio un refran catalán que dice:”no es pot dir blat fins que no estigui en el sac i bén lligat”.
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